¿Te duele? -dijo Semilla, con sus ojos de venado curioso, observando atenta la gota de sangre en mi dedo, entre la uña y la carne viva.
Sí, poquito... -le contesté, preguntándome qué haría con esa información.
Ooh... -exclamó, al tiempo que una sonrisa discreta se asomó de su alma. Y presionó mi herida con su dedo índice, de la mano izquierda. Típica reacción, en una muñequita tan bella.